George Andrew Romero, creador de
The night of the living dead es un icono del cine de terror. Esta
película marco el sendero para el desarrollo del género zombi. Muchos directores
han tratado de inspirarse en base a esta película.
Kevin S. O'Brie no quiso ser como los demás y decidió
en 1990 realizar una parodia, de esta obra de Romero. Los clásicos zombis
lentos y temerosos del fuego fueron remplazados por
simples piezas de pan blanco. Tituló su cortometraje como The night of the living bread
Kevin respeta cada cuadro buscando la
máxima similitud con el film original. Si bien trata de resumir un largometraje
en tan solo ocho cortos minutos se nota el nivel de dedicación que tuvo con el
proyecto. Pero por muy bien realizado, es inevitable no pensar en los encargados
de la producción con bolsas de pan bajo el brazo. Conscientes de que en
cualquier momento podrían soltar una
carcajada y arruinar la escena entera.
Romero marca el inicio de una generación de
directores que ven en el terror como un herramienta, para expresar lo que
sienten, algunos aman el hecho de influir miedo en cada uno de sus
espectadores, mientras que otros consideran el humor como una arma mucho más
efectiva.
Un cable transparente para justificar el deseo de carne fresca de los malvados panes es un toque inigualable. Atacando directo a la yugular, dejando como unica evidencia un rastro de migas, sobre la vestimenta de los sobrevivientes.
Si bien el final no es el mismo que planteo Romero, presenta una variante que en la película pudo suceder. Claro si remplazamos a los panes por los zombis.
En la versión de romero, el último sobreviviente de la noche decide salir del sótano para enfrentar un nuevo día. Pero muchos no esperaban que sea asesinado de un certero balazo en la cabeza, al ser confundido por un zombi. En comparación ser abatido brutalmente por una horda de panes al abrir la puerta expresa fielmente lo que es un final inesperado.
Alexander Alvarez
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