lunes, 16 de junio de 2014

8 1/2 (Otto E Mezzo) (1963)


Guido Anselmi (Marcelo Mastroianni) es un famoso director de cine que atraviesa una crisis creativa. La presión de los productores y colaboradores, además de ciertos problemas personales le impiden tener un solo momento de paz. En la desesperación, debe recurrir a sus sueños y recuerdos de la infancia para poder sacar adelante su próxima película, ya que todos tienen gran expectativa en su trabajo.




‘Ocho y Medio’ es, con justa razón, una de las obras más representativas, influyentes y reconocidas del cine mundial. Italia, como exportador de excelentes proyectos cinematográficos, no tiene nada que envidiarle a la ‘todopoderosa’ industria de Hollywood.


Fellini reconoce sus propios pesares y los expresa como mejor lo sabe hacer, realizando un filme de abundantes momentos clásicos y conclusión excepcional, que dotan a la historia de una calidad artística envidiable.

“Asa Nisi Masa”
Lo mejor de ’8 1/2′ es la sucesión interminable de personajes secundarios que aparecen en pantalla e intercambian diálogos entre ellos o peor aún, con el protagonista. Son el arma representativa de la presión, soledad e impaciencia que siente el artista. Y entre esos parlanchines se pueden destacar los dos extremos mejor logrados de todo el reparto: El racional, frívolo e intelectual crítico Daumiere (dueño de monólogos infinitos) y el extravagante, alegre, amigable y misterioso mago Maurice.


Marcelo Mastroianni interpreta perfectamente a Guido, uno de los mejores personajes que el cine ha concebido. El artista que debe “crear ahora o morir para siempre”. Un hombre famoso, rodeado de tantas mujeres hermosas, de tantos hombres poderosos y que, apesar de ello, se siente solo. El reflejo primario por excelencia de que vivir dentro del ‘mundo cine’, no es tan fácil.


Pero, el cine también es una herramienta precisa, utilizable para contar historias con análisis humano y un despliegue de creatividad importantes. 


Por último, debería resaltar el trabajo de Nino Rota, creador de una pieza ‘carnaval-circo-fiesta’ que no podía acoplarse mejor a la escena final y darle otorgarle a esa última secuencia, la magia suficiente para un cierre magnífico.
 
Calificación: 8/10

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