Muy a menudo aventureros deseosos
de crear una historia audiovisual, sea en cortometrajes o largometrajes, se han
visto ante una gran muralla generada por la falta de presupuesto, la limitación
histriónica de sus artistas, las limitaciones técnicas, su propia limitación
creativa, entre otras cosas. En ese momento un aire de negativa improvisación
se cierne alrededor de las grabaciones y uno puede pensar para sí mismo o
exclamar a viva voz: ¡Me siento como Ed Wood!
Ed Wood es el gran
referente para muchos realizadores en el orbe, por ser considerado el peor
director de cine de todos los tiempos. Sus adefesieras películas son
consideradas un ejemplo básico de cómo no se debe hacer cine, pero en verdad el
también llamado señor Edward Davis Wood, junior ¿será
realmente el peor de todos los tiempos?
El señor Wood era uno más de ese
gran número de directores independientes, esos que no accedían a los grandes
presupuestos y estudios de la época (años cincuentas), esos tipos que tenían
que sacar de su bolsillo o mendigar financiamiento. Fungió de director,
guionista, productor y actor, pero era pésimo en todos esos cargos. Sus
películas se estrenaban en salas de mala muerte o autocines de poca monta y con
escaso público, pero fiel al castigo no se rindió hasta el final, cuando su
alcoholismo lo llevó a la muerte allá por el año de 1978.
Por qué me pregunto si este fue
el peor director de la historia, quizás porque he visto todo tipo de adefesio
cinematográfico contemporáneo o de otras épocas, y no sólo me refiero a
películas de Serie B. Un buen director no se mide por el
presupuesto de sus películas, es por eso que hoy en día salen tantas películas
malas en argumento y sin alma, que son maquilladas por millonarios efectos especiales
para atraer como borregos a millones de espectadores. Los peores directores de
cine sieguen ahí, creando cine mercenario, sin el afán de amor por el arte, que
por lo menos le reconozco a Ed Wood, que ganando una mierda de dinero siguió
hasta el final, incluso cuando las deudas lo sumieron en una gran miseria.
En 1994 Tim Burton hizo
una película basada en aquel director de culto. El filme trata la
vida de Ed Wood (Johnny Depp) en un tono jocoso, de un modo mucho más
light de lo que fue en la vida real, contándonos las peripecias que tuvo que
pasar para realizar tres de las películas claves en su “carrera” (Glen o
Glenda, La Novia del Monstruo, Plan 9 del Espacio Exterior). Una gran
película, que tiene una gran escena casi por el final de la película (y casi
sin caer en el spoiler), cuando Ed Wood, ofuscado porque los productores se
entrometen en la realización de su película, se encuentra en un bar con el
mítico Orson Welles (considerado por muchos, el mejor director
de cine de la historia). El peor y el mejor conversan sobre la realización de
películas, siendo los dos tan distintos son iguales en su pasión por el cine.
Al final Orson Welles le dice que siempre es mejor luchar por nuestras propias
visiones que pasarse la vida haciendo los sueños de otras personas.
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